jueves, 7 de mayo de 2009

EL GOBIERNO NO PUDO SEGUIR OCULTANDO EL REBROTE: Piedra libre para la aftosa

Por C. S.

Las resistencias del Gobierno para asumir la situación desencadenada a raíz del resurgimiento de la aftosa provocó el efecto contrario al buscado. El desesperado intento por no asumir el costo político en agosto, cuando se registraron los primeros casos en Formosa y General Villegas, ya comenzó a generar un costo aún mayor. Se anunciaron oficialmente campañas de vacunación en las principales regiones ganaderas del país. Brasil prohibió el ingreso de carnes argentinas y el país perderá su estatus de “libre de aftosa sin vacunación”, aunque por ahora el Gobierno lo niega.
Desde que reapareció la enfermedad, tanto la Secretaría de Agricultura como el Senasa intentaron minimizar los alcances del rebrote. La estrategia implicaba negar públicamente la verdadera magnitud del problema en tanto se combatían activamente los focos descubiertos. La táctica, sin embargo, no alcanzó para poner verdadero límite a la expansión de la enfermedad. Mientras hasta el martes pasado las autoridades continuaron negando las vacunaciones en las zonas afectadas, la presión de las denuncias de los productores de las principales regiones ganaderas del país –y no sólo de las fronterizas, como continúa insistiendo la SAGPyA– junto a la decisión de Brasil de establecer barreras sanitarias en las fronteras comunes, hicieron estallar la estrategia de ocultamiento.
Ayer a la Secretaría de Agricultura no le quedó más remedio que reconocer por boca de su titular, Antonio Berhongaray, que se realizarán campañas de vacunación “preventiva” en las zonas fronterizas, supuestamente las únicas afectadas. A esta altura, las declaraciones de los funcionarios perdieron toda credibilidad frente a las denuncias de productores y entidades agropecuarias. Luego de negar la realidad durante más de seis meses, las palabras de Berhongaray quedaron, cuanto menos, devaluadas.
El Senasa continuó también con la teoría del mal vecino. Según la entidad, la reanudación de las vacunaciones responde a “la situación que se observa en los demás países de la región”. Sin embargo, fueron los propios vecinos quienes decidieron limitar la entrada de carnes argentinas. Ayer, el ministro de Agricultura de Brasil, Marcus Pratini de Moraes, optó –luego de acordarlo con las autoridades argentinas– por la lisa y llana prohibición del ingreso de carnes desde nuestro país. La prohibición se mantendrá hasta que las autoridades locales consigan garantizar que no haya peligro de contagio internacional.
Los efectos económicos se harán sentir rápidamente con la pérdida de exportaciones por alrededor de 200 millones de dólares en el corto plazo. En tanto, el director de la Oficina Internacional de Epizootias (OIE), Bernard Wallat, ya adelantó que Argentina perderá su estatus de “país libre de aftosa sin vacunación”, aunque aclarando que “en las zonas donde se vacune”. Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa ya anunciaron, a través de sus gobernadores, el inicio de campañas de vacunación.

Fuente: Página/12
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EX TITULAR DEL SENASA CRITICO LA ACTITUD OFICIAL ANTE LA AFTOSA:“Se privilegió el manejo mediático”


Bernardo Cane cuestionó la respuesta del Gobierno ante la reaparición de la aftosa. La erradicación se logró bajo su gestión.

Bernardo Cane ex titular del Senasa entre julio de 1989 y diciembre de 1996.
“El manejo general del problema fue erróneo, por responsabilidad de la Secretaría de Agricultura.”

Por Claudio Scaletta

Bernardo Cane fue el titular del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) entre julio de 1989 y diciembre de 1996. Su gestión fue clave para que la Argentina obtenga el status de libre de aftosa sin vacunación. En el diálogo mantenido con Página/12, criticó la actitud de ocultamiento de la Secretaría de Agricultura frente a la reaparición de la enfermedad y acusó a los actuales funcionarios de realizar “un manejo mediático del tema”.
–¿Qué efecto tendrá para la gente no vinculada con el sector ganadero la reaparición de la enfermedad?
–Hay que tranquilizar a los sectores urbanos porque se trata de un problema epidemiológico y económico, que no tiene incidencia sobre la salud pública.
–¿Qué actitud considera que debe asumir el Gobierno frente a la situación actual?
–En este problema de sanidad hay una sola manera de reaccionar y es como lo indican las reglas de epidemiología. Hay que hacer el análisis del riesgo, definir su manejo y recién después tratar su comunicación. La Secretaría de Agricultura, en cambio, hizo un manejo mediático del problema. Conocida la situación, la analizaron desde la perspectiva de impacto en la opinión pública y de su costo político. No entendieron que los problemas sanitarios deben manejarse virológicamente. La recomendación de libro indicaba el sacrificio de los animales infectados con el rifle sanitario y la vacunación en las zonas de riesgo. A esto debía agregarse la formalización del problema como una cuestión de Estado, el compromiso de los gobiernos provinciales involucrados y una disponibilidad de por lo menos 25 millones de pesos para mover esto rápidamente. A nivel internacional era necesario transparentar hacia los vecinos regionales, en cierta medida corresponsables del éxito, en su momento, de la campaña, y de la complicación actual.
–¿Qué hizo hasta ahora la Secretaría de Agricultura?
–Lo hecho hasta ahora parece igual, pero al revés. En vez de cortar en el momento debido, se viene trozando al individuo con un alicate. Los pocos productores de la zona, en su momento en Formosa, luego en Villegas y hoy en todo el país, reconocen tener serios problemas, aparecen animales enfermos en los diarios y en la televisión, y aparecen autoridades provinciales reconociendo que hay vacunación. Como único avance, el Senasa dice que habrá vacunación en la zona de frontera. Por otro lado, algunas provincias, como Buenos Aires, Córdoba, La Pampa y San Luis, dicen que se va a revacunar. Este manejo general representa un error con responsabilidad directa de la Secretaría de Agricultura.
–¿El rebrote de meses atrás se debió a la falta de control en las fronteras, o la enfermedad siempre estuvo latente?
–El tema de las fronteras debe ponerse en su justa medida. Los planes sanitarios fueron exitosos porque se entendió a toda la región como una sola cuenca. Si la enfermedad existía en Brasil o Paraguay, entonces estábamos en una situación de alto riesgo. Ahí comienza el alerta regional. La realidad es que no existen fronteras. No existen para los autos robados, ni para las joyas, ni para las drogas, ni para las propias personas. Razón por la cual la frontera no es frontera. Lo que hay que tener es un plan sanitario regional.
–¿Cuál es el cuadro actual?
–Hay dos versiones. La oficial dice que no hay problema, que no hay rastros de la enfermedad y que no se está vacunando. La información de algunas autoridades provinciales y de los productores dice que hay enfermedad y que se está vacunando.
–La Sagpya reconoció que se está vacunando.
–Dijo que se iba a vacunar en algunas zonas fronterizas. Se olvidaron de algunas zonas como Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.
–¿Desde cuándo se está vacunando? –La información de los productores dice que desde agosto se empezó en General Villegas. Desde entonces hay muchas denuncias de productores y de asociaciones agropecuarias.
–¿Cuál debería ser el camino a seguir dado el actual panorama?
–La única forma de parar el problema es recomenzar su solución de la misma manera que en su momento se erradicó: blanqueando la situación, reconstituyendo confianza en un programa, involucrando a las entidades agropecuarias en cada una de las comisiones locales, etcétera.
–¿Por qué cree que la Secretaría de Agricultura se esforzó en no blanquear la situación, en mantener una actitud subrepticia?
–Porque eligieron el camino mediático, creyendo que así iban a evitar pagar el costo político. Las oficinas sanitarias son siempre lugares desagradables para decir que no, para tener que pagar costos. Hay que decomisar productos alimenticios, sacrificar animales, pero de todas formas el costo debería haberse asumido en agosto. La propuesta que en su momento algunos técnicos le alcanzamos al Senasa tenía un costo inicial, con un riguroso plan de trabajo en los primeros seis meses, pero terminando con el problema en ese momento.

Fuente: Página/12
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